¿Qué le pasó a San Miguel de Tucumán? Es la pregunta que se hacen los demógrafos. La capital, que hasta 1991 figuraba como uno de los municipios menos envejecidos, en el último censo dio un vuelco y se convirtió en una de las tres localidades con más viejos. El modelo urbanístico de la ciudad ha expulsado a los jóvenes a localidades vecinas, como Tafí Viejo, Yerba Buena y Lules, destaca el informe dirigido por la demógrafa Nora Jarma.
Las cifras de envejecimiento poblacional no sorprenden a Aurora Rueda, con más de 30 años de experiencia en geriatría. “Para las ciudades con poblaciones envejecidas se avecina un gran problema porque no estamos preparados para esta realidad. Los gobiernos y las instituciones deben hacerse responsables para que vivir más no signifique hacerlo en forma penosa. Hay que lograr un envejecimiento satisfactorio con una amplia y eficaz cobertura de salud, incentivando las redes sociofamiliares y ofreciendo un buen aporte económico para ellos”, resaltó. Según precisó, la esperanza de vida aumenta cada año: en la actualidad es de 82 años para la mujer y 78 años para el hombre.
“En Latinoamérica, la Argentina tiene una de las poblaciones más envejecidas, al igual que Tucumán en comparación con las otras provincias del NOA. Vivimos, además, una feminización de la vejez. La mujer envejece más y es, por lo tanto, más vulnerable a enfermedades crónicas invalidantes. Desde el punto de vista social, está más desprotegida. Urge incluir estos temas en las agendas políticas”, sugirió.